Ruta: Bosque Encantado de Carlac, Valle de Arán

Recorrido: 7,3 km

Tiempo: 02:30

Desnivel: +380 m

Fecha: Julio 2.022

Saldremos del pueblo de Bausén, el último pueblo del Valle de Arán, antes de entrar en Francia y por lo tanto el pueblo más septentrional de Cataluña. Tiene un pequeño aparcamiento, pero una señal nos avisa de que sólo están autorizados a entrar en el pueblo los vecinos. Así que dejamos el coche en el arcén al igual que hacen todos los visitantes, en el mismo orden que van llegando los coches. Nada más entrar en el pueblo, subimos unas escaleras bajo la iglesia de Sant Pere y el cementerio del pueblo, por donde iniciamos la ruta.  

Giramos dirección E, pasando al poco tiempo junto a la ermita de Sant Roc. 

Dejamos el camino principal para desviarnos hacia el Guardader de Vernet, mirador con vistas al río Garona, al pueblo de Les 

al valle de Torán y al pueblo de Caneján. 

El Haro. 

  

La Quilha deth Haro es una ceremonia que se celebra el 29 de junio, día de San Pedro, en la que se planta un tronco boca abajo de manera manual, usando las mismas técnicas usadas por el hombre primitivo para levantar los menhires. Al año siguiente, el 23 de junio, día de San Juan se quemará y uno nuevo volverá a plantarse 6 días después y así todos los años. 

En el mirador también existe una cruz de madera. 

Seguimos la ruta dirigiéndonos hacia el cementerio civil de Teresa. 

Se trata del único cementerio civil del Valle de Arán, construido para albergar la tumba de Teresa, habitante del pueblo que, debido a que no pudo casarse con su primo por la iglesia y al estar conviviendo con él en pecado, no se le autorizó ser enterrada en el cementerio católico. Más información en Los amantes de Bausén 

Visitado el pequeño cementerio, retornamos al camino principal por unos escalones que nos dejan de nuevo en la ermita. Al fondo Caneján. 

desde donde continuamos con la ruta.   

Nos adentramos en el bosque, 

En un principio serán robles, tilos…. los que veamos, 

pero poco a poco las hayas irán ganando terreno, 

hasta meternos de lleno en el hayedo encantado de Carlac con ejemplares milenarios 

y de formas retorcidas. 

Cruzamos el río Carlac por un puente de madera. 

Las bordas de Carlac nos quedan ocultas desde el camino.

En la parte final del bosque, la pendiente se hace más pronunciada, 

hasta cruzar una rudimentaria puerta, 

por la que salimos al Coret de Pan, 

collado de montaña con vistas a la vertiente norte del Aneto y Maladetas. 

Desde el collado iniciamos el descenso hacia Bausén. 

El camino nos acerca hasta las bordas de Sacrotz, algunas aún en uso. 

Entre muros de piedra seca entramos en Bausén, por el oeste, recorriendo sus calles hasta el otro lado del pueblo, donde hemos aparcado.

Cuando aparcamos por la mañana éramos sólo dos coches, pero a la vuelta son muchísimos más.

Nos vemos en las Montañas  

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